La libre circulación de capital es uno de los principios fundamentales de la Unión Europea (UE) que permite el flujo sin restricciones de capitales, servicios financieros y pagos entre los países miembros de la UE. Esta libertad de circulación de capitales es una de las claves del mercado único y ha contribuido significativamente al crecimiento económico de la UE.
El Tratado de Maastricht introdujo la libre circulación de capitales como una libertad inherente al Tratado. En la actualidad, el artículo 63 del TFUE prohíbe cualquier restricción a la circulación de capitales y pagos entre los Estados miembros, así como entre estos y terceros países
La libre circulación de capitales se basa en el principio de que el capital debe poder moverse libremente dentro de la UE sin ser obstaculizado por barreras comerciales o administrativas. Esto significa que los inversores y las empresas pueden mover su dinero y sus inversiones a cualquier país de la UE sin tener que enfrentar obstáculos o trabas.
La libre circulación de capitales se aplica tanto a las inversiones financieras como a las inversiones directas. Las inversiones financieras incluyen la compra y venta de valores, como acciones y bonos, así como la participación en fondos de inversión y otros instrumentos financieros. Las inversiones directas incluyen la adquisición de participaciones en empresas y la creación de joint ventures.
La libre circulación de capitales también incluye la libertad de establecimiento, que permite a las empresas establecerse y operar en cualquier país de la UE. Esto significa que las empresas pueden establecerse en cualquier país de la UE y operar allí sin tener que enfrentar obstáculos o trabas.
La libre circulación de capitales es una de las claves del mercado único y ha contribuido significativamente al crecimiento económico de la UE. Sin embargo, también ha generado algunas preocupaciones, como la posible deslocalización de empresas y el riesgo de una fuga de capitales hacia países con impuestos más bajos.
Para garantizar la estabilidad financiera y evitar el riesgo de fuga de capitales, la UE ha desarrollado un marco de supervisión y regulación financiera. Este marco incluye la supervisión del Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea (ABE), así como la regulación del Mercado Único de Servicios Financieros (MiFID) y el Sistema Único de Supervisión Bancaria (SSM).
En resumen, la libre circulación de capitales es uno de los principios fundamentales de la UE que permite el flujo sin restricciones de capitales, servicios financieros y pagos entre los países miembros de la UE. Esta libertad de circulación de capitales es una de las claves del mercado único y ha contribuido significativamente al crecimiento económico de la UE. Sin embargo, también ha generado algunas preocupaciones, como la posible deslocalización de empresas y el riesgo de una fuga de capitales hacia países con impuestos más bajos. Para garantizar la estabilidad financiera y evitar el riesgo de fuga de capitales, la UE ha desarrollado un marco de supervisión y regulación financiera para asegurar la sostenibilidad a largo plazo de la libre circulación de capitales.